Las intensas lluvias e inundaciones cierran escuelas y destruyen cultivos en la Amazonia peruana
Más de 8.700 personas, entre ellas 3.700 niños, niñas y adolescentes de comunidades indígenas y rurales, afectadas.
- Aulas y centros de salud sumergidos bajo el agua, las pérdidas de cosechas están agravando el hambre y la falta de agua ha provocado brotes de enfermedades.
LIMA, 21 de marzo de 2024 - Más de 8,700 personas de comunidades indígenas y rurales, incluyendo al menos 3,700 niños, niñas y adolescentes han sido afectadas por severas inundaciones en la Amazonía peruana, informó Save the Children, mientras las lluvias continúan cayendo.
Las aulas se han inundado, los centros de salud han quedado sumergidos y las cosechas han quedado destruidas. Las comunidades indígenas y rurales de las pequeñas aldeas de Ucayali, una región fronteriza de Perú, son las que más han sufrido los daños. Estas comunidades ya tenían un acceso limitado a servicios como centros de salud y escuelas y vivían en viviendas de baja calidad, con una economía basada en gran medida en la agricultura de subsistencia.
Desde finales de febrero, el departamento de Ucayali ha sufrido intensas lluvias que han provocado el desbordamiento de importantes ríos e inundado pequeños pueblos y tierras de cultivo. Como consecuencia de los daños, el gobierno nacional ha declarado partes de la región en estado de emergencia. La población afectada pertenece a más de 60 comunidades, donde viven personas de más de 8 grupos étnicos diferentes, entre ellos los Asháninka, Shipibo-conibo y Yaminahua.
Normalmente, las escuelas habrían iniciado clases el 11 de marzo, pero los graves daños causados por las inundaciones han retrasado la reapertura de algunas de ellas, posiblemente hasta mayo. Al menos 93 escuelas siguen inundadas. Los daños sufridos por las escuelas empeorarán un sistema educativo ya vulnerable en la región, que no estaba equipado para satisfacer las necesidades de los estudiantes, según Save the Children.
Los casos de enfermedades respiratorias y diarreicas agudas (ERA) en niños y niñas se han quintuplicado desde que empezaron las lluvias a finales de febrero, probablemente debido a los daños en los sistemas de alcantarillado y abastecimiento de agua, que han provocado una grave falta de agua potable. Los centros de salud también han sufrido daños, lo que dificulta el tratamiento de las enfermedades. Las comunidades de la zona suelen abastecerse de agua de pozos subterráneos, muchos de los cuales también se han inundado y contaminado.
Santa Rosa de Tamaya, representante del personal médico de la comunidad indígena, dijo:
"Estoy atendiendo en el pasillo de la casa donde alquilo una habitación; sólo ahí trato de atender lo más posible, porque también se llena de gente, y no es el lugar óptimo para la atención; siempre hay posibles riesgos porque se pueden infectar".
Las inundaciones también han causado grandes daños a los cultivos de plátano, patata, maíz y yuca, que constituyen la principal actividad económica de las familias locales. Muchos de estos productos se pudrieron antes de ser cosechados debido al agua estancada. La mayoría de las familias destinan estos cultivos al autoconsumo, y quienes dependen de la venta de estos alimentos también padecen hambre porque ya no tienen productos que vender.
William Campbell, Director de Save the Children en Perú ha declarado:
"Esta emergencia es particularmente desafiante dada la difícil accesibilidad de la Amazonía peruana. Los niños, niñas y adolescentes y sus familias aquí ya se enfrentan a dificultades en la calidad de la educación y los servicios de salud. Estamos respondiendo para evitar que esta crisis agrave las brechas existentes".
Con el financiamiento de Start Fund, Save the Children y sus socios locales están respondiendo a la emergencia con diversas acciones: distribución de alimentos, dotación de equipos para el personal de salud, rehabilitación de espacios de atención, entrega de kits para la prevención del dengue, agua segura y kits de higiene para la prevención de enfermedades. Además, se está coordinando la activación de un grupo de trabajo para proteger a los niños, niñas y adolescentes expuestos a situaciones de violencia.