Wilfredo, héroe humanitario
Wilfredo probablemente no se describiría como un héroe. Pero para nosotros, sus tres hijos y los muchos niños y niñas que lo llaman "Maestro", eso es exactamente lo que es.
Conocimos a Wilfredo, originario de Venezuela, cuando vio una tienda de campaña de Save the Children en su comunidad en la ciudad fronteriza colombiana de Arauca. Se enteró de que la tienda era uno de nuestros Espacios Amigables para la Niñez, donde los niños y niñas refugiados, colombianos retornados y migrantes venezolanos encuentran la alegría a través del aprendizaje y el juego.
Para estos niños y adolescentes que han huido del hambre, la enfermedad, la pobreza y la violencia en Venezuela, nuestros Espacios Amigables para la Niñez constituyen un lugar vital y seguro para jugar y participar en actividades, aprender sobre sus derechos y apoyar su bienestar y resistencia psicosocial.
Después de haber trabajado anteriormente como maestro, principalmente con niños y niñas en edad de asistir a la escuela primaria, tanto en las zonas rurales como en las urbanas de su país, Wilfredo solicitó un puesto de tutor en nuestro Espacio Amigable para la Niñez. "Cuando vi que estaban trabajando con niños... me llamó la atención", dice. "Trabajando como tutor... sé que podría ayudar a estos niños y niñas".
La historia de Wilfredo
Wilfredo sabe de primera mano lo duro que es tener que dejar tu casa. Hace unos tres años, él y su esposa Alba tomaron la difícil decisión de trasladar a su familia a Colombia.
"Pudimos ver que la situación se estaba volviendo difícil", nos cuenta, tomando un café caliente fuera de la casa de su familia en Arauca. "Así que nos adelantamos y vinimos aquí, por la situación económica. La escasez de alimentos, incluso entonces ya estábamos sintiendo la escasez de alimentos. Y sabíamos que pronto iba a ser peor".
La familia pasó por momentos difíciles poco después de llegar a Colombia y Wilfredo tuvo dificultades para encontrar trabajo. Mientras esperaba el resultado de su solicitud de empleo a Save the Children, apoyamos a su familia para que comprara uniformes escolares, ropa de bebé, pañales y más, a través de nuestro programa de Asistencia Humanitaria Multipropósito. "Estábamos realmente en un momento de necesidad", comparte. "Esta asistencia nos ayudó mucho en ese momento".
Cuando Wilfredo se enteró de que había sido seleccionado para el puesto, se encontró con una opción: podía continuar como beneficiario del programa de dinero en efectivo o podía aceptar la oferta de trabajo. "Me dijeron que podía pensarlo, pero dije que no, que me gustaría aceptar el trabajo, ¡por supuesto!"
Así que, después de recibir una sola entrega de asistencia como beneficiario, Wilfredo se retiró de nuestro programa y comenzó a trabajar con nosotros. "Fue un buen día", dice con una sonrisa.
Perderse la educación
La ONU estima que 7 millones de personas en Venezuela necesitan asistencia humanitaria, entre las necesidades prioritarias se encuentran la alimentación, la salud, la nutrición, la protección y la asistencia en materia de agua, saneamiento e higiene (WASH). Desde 2015, más de 5,2 millones de personas han huido del rápido deterioro de la situación económica y política del país, impulsados por la hiperinflación, el desempleo generalizado, la escasez de alimentos y medicamentos y la violencia.
Colombia es uno de los países de la región de América Latina y el Caribe más afectados por la migración, pues acoge a casi 2 millones de migrantes y refugiados venezolanos.
Incluso antes de que se produjera la crisis de COVID-19, cientos de miles de niños migrantes de toda la región no recibían educación, no podían matricularse en la escuela debido a su condición de migrantes, al hecho de que estaban en movimiento o a otras innumerables barreras.
Crisis dentro de una crisis
Ahora, la pandemia mundial de coronavirus ha creado una crisis dentro de una crisis. Con gran parte de la región todavía en alguna forma de cierre, las escuelas de Colombia cerraron hasta el final del año y nuestros Espacios Amigables para la Niñez cerraron temporalmente para mitigar la propagación de la enfermedad, tutores dedicados como Wilfredo han tenido que encontrar nuevas formas de interactuar con niños, niñas y adolescentes refugiados y migrantes en condición de mayor vulnerabilidad.
Wilfredo explica: "[La educación virtual] es un desafío para todas las familias, pero especialmente para las familias más vulnerables que ni siquiera tienen acceso a un teléfono para comunicarse. Así que trabajamos con kits [educativos] y guías para que los niños puedan trabajar desde sus casas. El sistema educativo también está entregando materiales a los estudiantes en sus casas.
"Hemos estado trabajando, implementando todas las recomendaciones que nuestro equipo de seguridad nos da y todos los protocolos de bioseguridad [relacionados con COVID-19] para llegar a las casas de las familias que no podemos contactar por otros medios".
Nuestra respuesta
Además de realizar visitas a domicilio de forma segura y distribuir kits educativos, hemos estado reforzando las herramientas de educación digital - como podcasts y emisiones de radio - para que los niños y niñas puedan continuar su aprendizaje de forma segura en casa y así asegurarse de que no se pierdan su educación durante la pandemia.
Y seguimos proporcionando asistencia humanitaria multipropósito, que permite a las familias pagar los artículos de primera necesidad, como alimentos, vivienda y artículos domésticos básicos.
Wilfredo comparte su preocupación por los niños y niñas en condición de mayor vulnerabilidad en el hogar: "Con esta situación de confinamiento, los niños están más expuestos al abuso físico. El abuso doméstico y la violencia de género son la mayoría de los casos que hemos visto".
En respuesta a esta creciente amenaza, nuestro personal de gestión de casos en Colombia sigue prestando apoyo telefónico a las familias más vulnerables -incluidos los sobrevivientes de violencia de género, que ha aumentado durante el tiempo de encierro- para garantizar la protección de los niños, las niñas y los adolescentes.
Ansioso por la educación y la diversión
Wilfredo y los niños con los que trabaja esperan ansiosamente el momento en que los Espacios Amigables para la Niñez puedan volver a abrirse con seguridad.
"Siempre preguntan: 'Profe, ¿cuándo empezamos?' Es difícil para mí decirles que, por desgracia, todavía no sabemos con seguridad cuándo podemos reiniciar las actividades que disfrutan. Quiero que esto suceda pronto...
"Nuestro Espacio Amigable para la Niñez era uno de los lugares donde los niños y niñas migrantes tenían como entretenerse y acceder a herramientas de autocuidado", explica. "Por un momento, al menos durante el tiempo que están en el Espacio Amigable para la Niñez, pueden distraerse de la difícil situación que están viviendo.”
"Es la mayor satisfacción saber que están contribuyendo con su pequeño grano de arena para hacer un mundo mejor.”
"Mi sueño es ver a algunos de estos niños que han asistido a nuestros Espacios Amigables para la Niñez, se gradúen del colegio y luego se conviertan en grandes profesionales. Que cuando los vuelva a ver, me digan: ¡Gracias profe!”.
En este Día Mundial Humanitario, en nombre de todos los niños, niñas y adolescentes refugiados, retornados, migrantes y desplazados que se benefician del espíritu y el deseo de Wilfredo de continuar su educación, decimos: ¡Gracias Wilfredo!