"Cicatrices ocultas": Niños y niñas corren el riesgo de sufrir estrés tóxico tras los terremotos de Turquía y Siria
Pie de foto: Actividades de apoyo psicosocial, evaluación rápida de las necesidades, actividades de difusión de información en aldeas rurales de Antakya, Hatay.
Autor: Dan Stewart – Head of News at Save the Children UK
ANTAKYA, Turquía, 23 de febrero de 2023.
En el centro de la ciudad de Antakya era difícil imaginar que pudieran producirse más daños. Hace poco más de dos semanas, uno de los peores terremotos de la historia de Turquía devastó esta parte del país y convirtió la mayor parte de la ciudad en ruinas.
Los restos retorcidos yacen en todas direcciones: todo lo que queda de casas, tiendas y oficinas. Es una de las zonas más afectadas por una catástrofe que se ha cobrado más de 48,000 vidas en toda Turquía y el norte de Siria.
Quince días después de la primera catástrofe, justo después de las ocho de la tarde, se produjeron otros dos terremotos. No tan potentes como los anteriores, pero suficientes para hacer temblar violentamente el suelo y derribar aún más de los pocos edificios que quedaban en pie. Las familias, presas del pánico, huyeron a las calles y en Siria se informó de personas que saltaban de las ventanas para salir de los edificios lo más rápido posible.
Trágicamente, también ha sido mortal. Es desgarrador pensar que hay personas que sobrevivieron a los primeros terremotos, que intentaban recuperarse y reconstruir sus vidas, pero que no sobrevivieron a este.
Lo primero que supe fue cuando el coche en el que viajaba empezó a temblar y a desviarse por la carretera. Pudimos aparcar y esperar al aire libre a que pasara el temblor, con la esperanza desesperada de que el impacto fuera limitado.
Afortunadamente, todos los miembros del equipo de Save the Children fueron localizados rápidamente. Esa noche, muchos de los más cercanos al epicentro optaron por dormir en coches o tiendas de campaña, o debajo de mesas para protegerse. Pero la conmoción fue mayor para los colegas y socios turcos y sirios que volvían a pasar por el calvario. Las luces azules y las sirenas de los servicios de emergencia pusieron banda sonora a la noche y por la mañana se habían abierto nuevas cicatrices en las carreteras.
Fue un golpe aterrador para aquellos cuyas vidas ya han sido arrancadas sin previo aviso en cuestión de minutos. Después de dos semanas, algunas familias con casas que aún permanecían en pie consideraron que era lo suficientemente seguro como para empezar a regresar. Ahora su confianza se ha hecho añicos y se han visto obligadas a pasar frío de nuevo. Para los niños, niñas y adolescentes debe haber sido como revivir una pesadilla.
Los niños, niñas y adolescentes que vemos a diario ya estaban luchando por recuperarse de la experiencia increíblemente traumática de los primeros terremotos. Muchos han visto morir a sus amigos y familiares ante sus ojos. Otros han quedado sepultados bajo los escombros de sus casas derrumbadas.
Antes de que pueda empezar la recuperación, es vital que empiecen a sentirse seguros. Los niños, niñas y adolescentes con los que trabajan nuestros equipos acababan de alcanzar ese punto, lo que significa que podíamos empezar a ayudarles activamente a procesar su trauma y su pérdida. Este nuevo temblor ha sumido a muchos niños y niñas de nuevo en el miedo y el peligro que sentían hace dos semanas.
Nuestros especialistas en protección infantil que fueron a ver a los niños, niñas y adolescentes al día siguiente del terremoto dijeron que era como volver a empezar.
Sin el apoyo adecuado para recuperarse, los sucesos traumáticos repetidos y el estrés duradero pueden provocar estrés tóxico en los niños, niñas y adolescentes, y esto puede afectar a su cerebro, su salud mental y su bienestar general.
El estrés tóxico puede tener repercusiones de por vida en sus vidas y su desarrollo. Aparte del peligro y los daños físicos, esa es una de las razones por las que estas réplicas son tan preocupantes.
Es fundamental que podamos ampliar nuestro trabajo para proporcionar el apoyo emocional y de salud mental que los niños, niñas y adolescentes necesitan para recuperarse, durante el tiempo que sea necesario.
Más allá del importante impacto en la salud mental, el terremoto de esta semana es un duro recordatorio de que millones de familias en Turquía y Siria están luchando por rehacer sus vidas en las circunstancias más duras imaginables. Muchos siguen durmiendo a la intemperie, apiñados alrededor de hogueras para calentarse en las noches más amargas.
Ahora nos encontramos en una carrera contrarreloj para evitar los efectos secundarios de los terremotos, que podrían provocar aún más muerte y destrucción. Una emergencia de salud pública está latente. Miles de personas carecen de agua potable, aseos o instalaciones para lavarse. Muchos recurren a fuentes de agua contaminada y se ven obligados a hacer sus necesidades en la calle, lo que está creando el caldo de cultivo perfecto para un brote de enfermedades transmitidas por el agua. Un brote de cólera ya se había producido en Siria, donde las familias ya se encontraban afectadas por más de una década de conflicto.
Save the Children está distribuyendo mantas, artículos de higiene esenciales, leña, alimentos, ropa y camas a las familias que lo han perdido todo en el terremoto. Nuestros especialistas trabajan para proteger la salud mental de los niños, niñas, adolescentes y ayudarles a recuperarse.
Con franjas de los dos países convertidas en escombros y polvo, y el trauma ha ensombrecido a los niños, niñas y adolescentes dondequiera que los terremotos continúen golpeando, esto es sólo el principio.
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Autor:
Dan Stewart es Jefe de Noticias de Save the Children Reino Unido. Ha trabajado en varias respuestas de emergencia en Save the Children, incluyendo Afganistán, Somalia y apoyando la respuesta de los refugiados ucranianos en Rumania. Dan se encuentra actualmente en Hatay, y está disponible para entrevistas.