EL CAMBIO CLIMÁTICO PROVOCA DESPLAZAMIENTOS EN EL AMAZONAS PERUANO, MIENTRAS QUE LAS FAMILIAS PODRÍAN QUEDARSE SIN HOGAR TRES VECES EN SEIS MESES
LIMA, 5 de mayo de 2022 - Las familias de la región Amazonas en Perú corren el riesgo de ser desplazadas por tercera vez en seis meses, a medida que el cambio climático intensifica el impacto de los desastres, dejando a los niños, niñas y adolescentes sin una educación de calidad o sin seguridad sobre su futuro, dijo Save the Children.
Desde noviembre de 2021, algunas áreas de la región Amazonas se han enfrentado a dos terremotos devastadores y a precipitaciones extremas, que han provocado una serie de desprendimientos de tierra y graves inundaciones que han afectado a más de 10.000 personas.
Las familias que fueron inicialmente desplazadas debido a un potente terremoto de 7,5 grados el 28 de noviembre, se quedaron sin hogar por segunda vez cuando sus refugios temporales fueron destruidos o arrastrados por las inundaciones y las lluvias torrenciales a principios de este año.
Las fuertes lluvias en la región continuarán durante mayo, poniendo a las familias en riesgo de desplazamiento una vez más.
"He notado que el clima ha cambiado a lo largo de los años", dijo Christina*, de 26 años, que fue desplazada por los múltiples desastres en la región, y que ahora actúa como agente de protección con Save the Children para garantizar que se respeten los derechos de los niños, niñas y adolescentes en su comunidad. "Antes, la lluvia no era tan fuerte, pero ahora es intensa y los vientos son fuertes, y aquí hace incluso más calor que antes".
Las lluvias son habituales en esta región montañosa; sin embargo, los cambios en los patrones climáticos han aumentado la gravedad de los fenómenos meteorológicos extremos, como los fuertes vientos y los aguaceros torrenciales, alimentando mayores desastres.
Gabriela*, de 30 años, vive con su marido y sus dos hijos pequeños, de dos y nueve meses, en un pequeño pueblo que quedó destruido a finales del año pasado. Explicó que el terremoto inicial golpeó la región por la madrugada.
"Mucha gente salía de sus casas pidiendo ayuda, llorando y suplicando. Fue muy difícil porque estaba muy oscuro, y yo tenía dos bebés. Estaba a unos 200 metros de donde vivía mi padre, que es un anciano, así que tenía que asegurarme de que estaba bien", cuenta Gabriela.
"Tuve que llevar a uno de mis hijos en la espalda y al otro en brazos. Lloraba y rezaba. Estaba desesperada. Luego me di cuenta de que tenía que permanecer tranquila y calmada porque mis hijas lloraban conmigo. Nunca nos imaginamos que esta situación fuera a ocurrir".
Gabriela y su familia viven ahora en una tienda de campaña temporal, como otras 428 familias de la región. Su refugio de plástico se calienta muchísimo durante el día, lo que hace insoportable permanecer dentro por el calor. Además, cada vez que llueve se producen goteras.
"Es un lugar pequeño. Tenemos nuestras camas y nuestras cosas, así que no hay lugar para que los niños jueguen. Lo único que podemos hacer allí es dormir", dice Gabriela.
Explicó que lo más duro de su experiencia fue contarle a su hija de dos años lo que había pasado en su casa. "Me dijo: 'mamá, ¿por qué no nos vamos a casa?' y lloró porque estábamos en medio de la nada. Luego me pidió ir al parque, pero no pude llevarla porque no quería que viera la destrucción y se impactara al ver lo que había pasado. Porque si yo sufría, temía que ella también se asustara", dijo Gabriela.
Al cabo de una semana, Gabriela le enseñó a su hija algunas fotos y le explicó que un terremoto y un corrimiento de tierras habían destruido su casa, su comunidad y sus cultivos. "Ella lo entendió y no pidió volver a casa después de eso", dijo Gabriela.
Familias como la de Gabriela luchan ahora por reconstruir sus vidas en una zona que se considera de alto riesgo de sufrir otro desastre. Esperan pacientemente a que el gobierno reconstruya sus casas en un lugar más seguro que no esté demasiado lejos de donde solían vivir, y donde tengan acceso a agua potable, educación y una fuente de ingresos.
"Queremos que nos instalen nuestras casas, pero con todos los servicios necesarios, como agua, electricidad y desagüe", dice Gabriela. "Las personas que vivimos en el campo, los campesinos, tenemos derecho a esos servicios básicos. Necesitamos agua y drenaje. Necesitamos educación de calidad. Necesitamos tecnología para las escuelas, no sólo para este lugar, sino para todos los pueblos de las zonas rurales de los alrededores".
Carlos* es profesor en la misma comunidad donde viven Gabriela y su familia. Lamentablemente, la escuela en la que trabajaba Carlos -la única de la comunidad- sufrió grandes daños debido al terremoto de noviembre que provocó las siguientes semanas fisuras en la superficie, empujando el suelo hacia abajo y hacia arriba.
"Hubo algunos padres que se desmayaron, madres. ¿Te imaginas lo que sintieron los niños y niñas? La gente se desmayaba y las casas se derrumbaban, y los niños estaban en estado de shock", dice Carlos.
Ahora trabaja en un espacio de aprendizaje temporal apoyado por Save the Children, donde enseña a los niños sobre las catástrofes, especialmente lo ocurrido en su comunidad, y los beneficios y consecuencias de la lluvia.
En febrero, la región se enfrentó a otro terremoto, esta vez de magnitud 6,5. La combinación de los dos terremotos, además de la deforestación agrícola y el cambio climático, han hecho que la tierra sea extremadamente vulnerable a los deslizamientos de tierra y a las inundaciones, aumentando el riesgo de desplazamiento de niños, niñas y adolescentes.
El número de niños expulsados de sus hogares a causa del cambio climático está aumentando en todo el mundo. Según un informe publicado por Save the Children el año pasado, los niños de todo el mundo afirmaron que la crisis climática ya estaba teniendo efectos devastadores en sus vidas, y algunos de ellos han tenido que desplazarse como consecuencia, cada vez más de las zonas rurales a las urbanas.
Veronica Valdivieso, Directora de Save the Children en Perú, dijo:
“El cambio climático está haciendo que los desastres sean más peligrosos en las regiones amazónicas de Perú, con impactos de gran alcance para los niños. Esta región es extremadamente vulnerable a otro terremoto, deslizamiento de tierra o inundación. Las familias viven esencialmente en una zona de peligro. Ya hemos visto sus vidas desarraigadas dos veces, y ahora corren el riesgo de ser desplazadas por tercera vez”.
“Muchas de estas familias no quieren salir de sus comunidades. Están conectados con la tierra y han estado allí durante generaciones. El gobierno debe llegar a un acuerdo mutuo con estas comunidades para garantizar que los niños y niñas estén seguros”.
“El desplazamiento solo se volverá más común en esta región a medida que el cambio climático continúe afectando los patrones climáticos y exacerbando las necesidades humanitarias. Si no abordamos la urgente crisis climática, los derechos de los niños seguirán amenazados y algunas familias no tendrán más remedio que mudarse, ya que sus tierras se volverán inhabitables”.
Save the Children es la única organización humanitaria internacional que responde a la devastación causada por los terremotos, deslizamientos de tierra e inundaciones en la región Amazonas de Perú. La agencia de ayuda proporciona agua potable, educación, asistencia en efectivo, apoyo psicosocial y garantiza que los niños y niñas estén protegidos en la región.
Save the Children ha trabajado en Perú desde 1980, llegando a más de 129.800 personas en 2021, incluidos 37.678 niños.