COVID-19: después de un año de grandes desafíos y aprendizajes
Por Ariel Habed, Asesor Regional de Operaciones de Programas de Save the Children
El 7 de abril del 2020, nos encontraba el día mundial de la salud bajo una emergencia sanitaria sin precedentes en las últimas décadas. La COVID-19 había sido declarada pandemia unos pocos días antes por el director de la OMS. Un año después, podemos darnos cuenta de los grandes desafíos que la pandemia ha representado en todos los ámbitos de la vida y todos sectores de la sociedad.
La pandemia agudizó los problemas existentes en el mundo y en América Latina y el Caribe (LAC), una región marcada por niveles elevados de desigualdad, violencia e inseguridad alimentaria. Países con economías en crisis y sistemas de salud frágiles, que ya afrontaban complejas situaciones humanitarias, como es el caso de Venezuela o el Triángulo Norte de Centroamérica, sufrieron un incremento de la pobreza extrema, el hambre y la migración. A esta compleja situación, se sumaron las crisis humanitarias asociadas al impacto de los huracanes Eta y Iota, que afectaron severamente países de Centroamérica y el Caribe, agudizando aún más el impacto producido por la pandemia.
Estas crisis, en especial la COVID-19, han afectado desproporcionadamente a mujeres, niños y niñas, incrementando los niveles de violencia sexual y de género, aumentando el desempleo y el trabajo informal especialmente en mujeres y reduciendo la oportunidad de educación en los niños y niñas más vulnerables. De acuerdo con un informe de UNICEF cerca de un 60% de los menores en edad escolar de la región perdieron el año escolar en el 2020 y los cierres de escuela persisten aún en la mayoría de los países en el primer trimestre del 2021.
A pesar del impacto y los desafíos, el camino recorrido a lo largo de la pandemia también ha conducido a logros y ha permitido muchos aprendizajes.
Para afrontar la pandemia, Save the Children desarrolló una estrategia global con adaptación regional y nacional. La estrategia permitió la adaptación de los programas existentes y la implementación de intervenciones que incluyeron aspectos programáticos enfocados en salud, nutrición e higiene, educación, protección infantil, prevención de la violencia de género y acciones transversales que incluyeron comunicación de riesgo, participación comunitaria y abogacía.
Save the Children logro adaptar sus programas y brindar una respuesta frente a la COVID-19 en 11 países de la región. Se logró beneficiar a más de 1.5 millones de niños, niñas y mujeres de las zonas más vulnerables. Aunque los recursos fueron insuficientes para las necesidades existentes, surgieron elementos innovadores y adaptaciones programáticas que incluyeron abordajes más integrales en los sectores. Estas valiosas experiencias fueron desarrolladas y compartidas por los equipos de Save the Children en los países. Por ejemplo: la consejería nutricional se trasladó al WhatsApp y video llamadas, que también abordaron acciones de protección y prevención de la violencia. Se desarrolló un podcast educativo y se usó radios solares en zonas de difícil acceso a servicio de telefonía e internet para continuar con el aprendizaje de niños y niñas a distancia. Para las transferencias monetarias a familias desplazadas se usaron medios digitales. La entrega de raciones alimentarias se llevó a cabo incluyendo protocolos de bioseguridad con la participación de la comunidad. Mediante el apoyo de organizaciones de la sociedad civil se hizo la adaptación de las metodologías “Pasos para Proteger” y “Disciplina Positiva” a través de tecnologías digitales. También, adaptamos los espacios seguros y albergues para migrantes y a través de campañas de comunicación y abogacía promovimos el regreso seguro a las escuelas. Estos logros no hubieran sido posibles sin el trabajo colaborativo de un gran equipo que ha logrado adaptarse al nuevo contexto.
Después de un año, la pandemia continua y los desafíos persisten, queda mucho trabajo por hacer en todos los campos. Frente a la COVID-19, debemos abogar por una distribución equitativa de la vacunación, y por un mayor acceso de los servicios de salud preventivos que se han visto disminuidos. Además, debemos abogar por la continuidad educativa incluyendo el regreso seguro a escuelas y por continuar llevando a cabo acciones para mitigar el impacto que la pandemia en otros sectores.