"NO ES LO MISMO:" Una pandemia mundial a través de los ojos de la niñez migrante
Dejar todo atrás y migrar a un país desconocido nunca es fácil, pero la pandemia de COVID-19 ha hecho que la vida de la niñez migrantes y sus familias en todo el mundo sea aún más difícil. Daniel * (12) y Adrián * (7), ambos de Venezuela, viven con sus familias en un pequeño pueblo de Colombia, en las afueras de Cali, la capital del departamento del Valle del Cauca. Hoy, en el Día Internacional del Migrante, comparten sus historias con nosotros.
LA VIDA EN VENEZUELA
DANIEL: Mi vida antes era normal. Pasaba la mayor parte del día en la escuela. A veces, cuando mi mamá me daba permiso, iba a jugar a casa de unos amigos, pero primero tenía que hacer mi tarea.
ADRIAN: Me gusta Venezuela. Mi papá me llevaba a la escuela… a veces me llevaba a la playa. Era muy interesante. Mi casa era verde y azul, pero por dentro era gris.
DANIEL: Pero cuando la situación cambió, fue un poco más difícil. En ese momento, la comida era muy cara. Era muy difícil conseguir dinero y también era difícil comprar comida.
ADRIAN: Era caro comprar comida. Por eso [mi familia] decidió venir aquí.
EL VIAJE A COLOMBIA
Finalmente, la difícil situación en Venezuela llevó a las familias de Adrián y Daniel a emprender el largo y arduo viaje a Colombia. Los chicos recuerdan haber tenido sentimientos encontrados durante el viaje.
DANIEL: El viaje fue largo y apenas dormí. En el viaje fui feliz, ver todo a través de la ventana fue hermoso. Me preguntaba si nos íbamos. Me preguntaba qué había delante, qué no podía ver.
ADRIAN: Recuerdo que tuvimos que tomar dos buses: uno para ir a Bogotá y el otro para ir a la casa de mi tía. Durante el viaje me sentí triste, porque no hay vuelta atrás.
LA VIDA ANTES Y DESPUÉS DEL COVID-19
Tanto Daniel como Adrian tuvieron dificultades para adaptarse a sus nuevas vidas al principio. Daniel comparte que se sintió un poco confundido en el primer día en su nueva escuela, y señaló que era un poco difícil hacer nuevos amigos. Después de un tiempo, ambos niños empezaron a disfrutar de sus nuevos hogares en Colombia. Luego, con la llegada de la pandemia por COVID-19, todo cambió.
ADRIAN: Mi vida aquí [en Colombia] es muy hermosa y me gusta, pero [era mejor] cuando no había coronavirus.
DANIEL: Antes [de la pandemia], era muy agradable jugar con tus amigos y ver que jugaban contigo. Después de un rato, la maestra nos llevaba a jugar [durante el recreo]. Nos gustaba jugar a las escondidas.
ADRIAN: Antes jugaba durante el recreo, pero también me divertía mucho aprendiendo cosas en la escuela. Jugaba futbol. Me divertí mucho… pero no en esta cuarentena.
Entre los cambios más difíciles para Adrian y Daniel se encuentra el impacto de la pandemia, y las medidas tomadas para contenerla, en su educación. Al no poder asistir a clases en persona, les ha resultado difícil mantenerse al día con sus estudios desde casa.
ADRIAN: Ahora es muy diferente. Antes, me sentaba junto a mis compañeros de clase, sacaba mi lápiz y comenzaba a escribir. Ahora es muy diferente, porque la pizarra era más grande que la computadora. Incluso los estudiantes que estaban al fondo del salón podían verlo. Esto no es lo mismo.
DANIEL: Ahora, ya voy a clases. Siento que aprendí más yendo a la escuela porque cada maestro tenía su propio tiempo, y era de seis horas. Ahora en el aprendizaje virtual, o es un estudio independiente, o dan muy pocas horas al día, como dos horas.
El cambio de las clases presenciales al aprendizaje virtual ha sido difícil para Adrian y Daniel, quienes tienen dificultades para acceder y completar sus tareas debido a la mala conexión a Internet en casa. También extrañan el compañerismo que viene con aprender junto a sus amigos en el salón de clases y jugar al fútbol en el recreo.
DANIEL: Al principio no tenía internet y me costaba hacer mis tareas. Gracias a algunos vecinos, que nos prestaron su Wi-Fi, pudimos descargar rápidamente las tareas. Ver videos es mucho más difícil para nosotros.
ADRIAN: Ya no podemos hacer nada. Extraño a mis compañeros, mi equipo de fútbol y mi entrenador. Pero tenemos que estar agradecidos, porque ahora tenemos comida.
DANIEL: No volver a la escuela, se siente como algo nostálgico. Es triste, porque sientes que no volverás a ver a tus amigos.
ADRIAN: Creo que voy a volver a la escuela. El futuro puede brindarle sorpresas "inesperadas". Nunca se sabe, ¿verdad?
MIRANDO HACIA ADELANTE: ESPERANZA EN EL FUTURO
Aunque todavía se sienten preocupados a veces, tanto Adrian como Daniel se aferran a la esperanza de que las cosas vuelvan a la normalidad algún día y buscan formas de mantener una actitud positiva.
DANIEL: Cuando salgan con un medicamento que mata el coronavirus, tengo la sensación de que esto mejorará. Pero a veces, me preocupa que cuando salga el medicamento tengamos que pagar precios demasiado altos para conseguirlo.
Saber que hay muchos niños en todo el mundo que están pasando por lo mismo los hace sentir un poco menos solos. Ambos chicos compartieron algunos consejos para niños y niñas como ellos que están teniendo dificultades para lidiar con COVID-19.
DANIEL: [No deben] estar en la cama tristes todo el tiempo pensando en lo que van a hacer cuando puedan volver a salir. Concéntrese en dónde están ahora y dedique tiempo a hacer cosas divertidas en familia.
ADRIAN: Yo les diría que no se preocupen y que todo va a cambiar. A mi mamá también. A veces se pone triste por su familia y a veces le digo: "Mami, no llores porque pronto todo esto pasará".
Superar todos los desafíos provocados por la pandemia de COVID-19 es una tarea difícil para cualquiera, pero los niños migrantes, como Adrian y Daniel, enfrentan algunas preocupaciones específicas. Les preocupa no poder acceder a la atención médica o inscribirse en la escuela. Se preguntan si sus familias podrán encontrar un empleo estable en sus nuevos países y ganar suficiente dinero para poner comida en la mesa. Temen ser enviados de regreso a casa a las luchas aún más difíciles que dejaron atrás. A pesar de todo esto, hacen todo lo posible para seguir siendo resilientes y esperanzados.
DANIEL: Mudarse a otro país no es simplemente perderlo todo. [Los migrantes] tienen que seguir avanzando, deben adaptarse a donde están. Y sinceramente, siempre tenemos que encontrar una solución a los problemas que tenemos.
En este Día Internacional del Migrante, Save the Children está con Adrian, Daniel y todos los niños migrantes y sus familias que han tenido que dejar todo atrás en busca de una vida mejor, en América Latina y el Caribe y más allá. Seguimos comprometidos con trabajar con los gobiernos y los responsables de la toma de decisiones, junto con nuestras socias, para garantizar que las necesidades y los derechos de los niños y niñas migrantes garantizados y brindar a cada niño y niña, sin importar su país de origen o situación migratoria, la asistencia y oportunidades que necesitan para sobrevivir y prosperar.