"Es una de las peores cosechas que he tenido en mi vida": Familias bolivianas se enfrentan al hambre mientras la sequía destruye la vital cosecha de papas.
LA PAZ, 3 de octubre - En el altiplano boliviano, donde el ritmo de vida sigue en gran medida el calendario agrícola, se está produciendo una emergencia agrícola que está llevando a las familias al borde del hambre, según Save the Children.
Un alimento básico es una víctima particular - la papa - que ahora está bajo amenaza en la región debido a los recientes patrones meteorológicos erráticos y las cambiantes condiciones climáticas.
Durante generaciones, las papas han sido un salvavidas agrícola en la región de gran altitud de Potosí, Bolivia, donde pocas plantas sobreviven a 3.700 metros sobre el nivel del mar. Este resistente cultivo, que se cultivó por primera vez en los Andes sudamericanos hace unos 8.000 años, es versátil y se adapta bien al accidentado terreno de la región.
En los últimos meses, Bolivia, al igual que gran parte de Sudamérica, se ha visto sofocada por una "cúpula de calor", que ha provocado que las temperaturas en el país se disparen hasta la asombrosa cifra de 45°C, algo sin precedentes durante el invierno. En agosto, Bolivia registró la temperatura invernal más alta del hemisferio sur; la semana pasada, Save the Children informó de que más de la mitad del país estaba en sequía.
La grave sequía en Potosí, uno de los seis departamentos de Bolivia que sufren sequía, ha reducido el caudal de agua en dos tercios, pasando de 180 litros por segundo a apenas 60 litros por segundo. Actualmente, muchas familias del altiplano no tienen acceso al agua a diario, mientras que algunas sólo la obtienen una vez a la semana. La falta de lluvia y de acceso al agua ha provocado que los agricultores no puedan regar sus cultivos.
Silvia, una madre de cinco hijos que vive en la región de Potosí, perdió la mayor parte de su cosecha de papas este año debido al clima seco y caluroso, unido a una helada inoportuna. Lo que consiguió cosechar sólo sirvió para mantener a su familia durante unas semanas, dejándola sin papas hasta la próxima cosecha.
Silvia dice: "[Ha hecho] mucho calor y cuando hace calor, las papas no crecen porque la tierra se quema, y las papas se cuecen. Vivimos de los cultivos que plantamos, pero cuando los cultivos no crecen, no tenemos comida para comer. Tenemos que comprar [comida], pero [no tenemos suficiente] dinero porque aquí no hay mucho trabajo. Este es un lugar remoto. [Antes podía darles de todo a mis hijos: ropa, material escolar, comida y electricidad. Pero ahora, casi todo lo que hago no es suficiente".
La escasa cosecha de este año está contribuyendo a un aumento significativo de los precios de las legumbres, y Silvia gasta alrededor del 50% de sus ingresos en alimentos, ya que no puede cultivar lo suficiente por sí misma.
La familia de Silvia lleva generaciones viviendo de la tierra. Su madre Eugenia, de 73 años, añadió que las circunstancias de este año no tienen precedentes, explicando que "ya casi no llueve; es una de las peores cosechas que he tenido en mi vida".
Mientras las temperaturas siguen subiendo en Sudamérica, el regreso de El Niño este año se cierne sobre la región, trayendo potencialmente fenómenos meteorológicos extremos más intensos y un aumento de las temperaturas, exacerbando los ya acelerados impactos de la crisis climática.
"El tiempo está cambiando aquí. El año pasado coseché mucho", dice Nimia, de 30 años, que cultiva papas con su familia para hacer chuño, un producto de papa deshidratada típico de las comunidades quechuas. "Pero no hemos cosechado casi nada. El cultivo se agusanó y no ha llovido desde el año pasado, así que la cosecha no es buena".
Más de la mitad de la población de Bolivia sufre actualmente inseguridad alimentaria, principalmente la de las zonas rurales. La inseguridad alimentaria en el país seguirá empeorando a medida que los fenómenos meteorológicos extremos sean más graves y frecuentes, diezmando la agricultura y la ganadería vitales.
Marianela Montes de Oca, Directora de Save the Children en Bolivia, ha declarado:
"La papa es el sustento de las familias bolivianas. Durante generaciones, este cultivo ha proporcionado consuelo, sustancia y un medio de vida a las familias. Si las escasas cosechas siguen empeorando, el hambre en Bolivia se incrementará. Esto sirve como un duro recordatorio de que la batalla contra el hambre está estrechamente ligada a la salud de nuestro planeta y a la resistencia de nuestros sistemas alimentarios”.
Save the Children está ayudando a mujeres como Silvia y Nimia en Bolivia a convertirse en empresarias, para que puedan ganar suficiente dinero para cuidar de sus hijos. Tanto Silvia como Nimia tienen pequeños negocios de éxito, por lo que dependen menos de su cosecha para ganar dinero. Silvia teje y hace empanadas, mientras que Nimia montó un negocio de pasteles.
Save the Children hace un llamado a los líderes mundiales, especialmente a los de los países de renta alta y a los emisores históricos, para que tomen medidas ante la crisis climática que incluyan el aumento de la financiación para la adaptación y la financiación de las pérdidas y daños mediante la provisión de financiación climática nueva y adicional. Los líderes también deben situar a los niños y a los servicios sociales críticos para la infancia en el centro de sus esfuerzos. Los gobiernos también deben reconocer a los niños, niñas y adolescentes como agentes clave del cambio para hacer frente a la crisis climática y trabajar para limitar urgentemente el calentamiento de las temperaturas a 1,5C por encima de los niveles preindustriales.